martes, 13 de septiembre de 2011

La vuelta al "cole"

Existe un dicho popular, algo políticamente incorrecto, que dice que tener un coche es como tener un hijo tonto. Como lo último que quiero es ser irrespetuoso con la enfermedad mental, quisiera que esto se leyese en tono peyorativo para referirse a la desgracia de tener en casa, por ejemplo, un vago redomado, o uno de esos ni-ni tan de moda, que de enfermedad mental no tienen un ápice, pero que es igualmente una tragedia para una familia, al menos en lo tocante a la economía doméstica, que es lo que pretendo ilustrar en estos párrafos... ¡Uf! Es agotador ser políticamente correcto, no quiero ni pensar lo que tendría que sufrir hoy Arévalo para contar uno de sus chistes de tartamudos...

En fin, gracias a Dios, mi hija de momento parece bastante lista (lo que sin embargo no es ninguna garantía para el futuro), y pese a las cuotas mensuales de la guardería y un gasto moderado a principio de curso, todavía come poquito, y la cosa no llega a ser un drama. Sin embargo hijos tontos, es decir coches, tengo, por desgracia y necesidad, dos. Y encima de ser tontos, parece que este verano les haya tenido que pagar un master en la Universidad Europea de Madrid... Desde luego el año no comenzó demasiado bien, porque además de un par de revisiones rutinarias tuvimos que cambiar varios neumáticos y un par de amortiguadores, pero fue llegar el verano y la cosa se puso realmente dura y desgarradora.

Desde hacía un tiempo veníamos observando que uno de los coches, en ocasiones muy contadas, parecía dejar una pequeña manchita bajo el motor. Lo llevamos a revisar y en principio no le dieron demasiada importancia, le cambiaron un tapón que parecía estar flojo y me dijeron que lo observara... y como lo observé, al final resultó que el radiador estaba jodido y tuvieron que cambiarlo. En aquella ocasión la fortuna estuvo de mi parte y la reparación entró en garantía. Me libré de pagar unos 400 €. Pero entonces el otro coche -el más pequeño- que ha perdido protagonismo en los últimos años, dijo muy dolido: "¿¡Qué!? ¿Le cambiáis el radiador a ese y a mi que llevo mucho más tiempo, fiel como un pastor alemán, no me echáis ni agua para el limpiaparabrisas?...". Así que, herido en su orgullo, dejó tirada a mi mujer camino de Coria. Mira por donde, el radiador también. Ése sí que tuvimos que pagarlo, y encima dando gracias de que no jorobamos la junta de la culata (me encanta este nombre, aunque no se ni que forma tiene la pieza), porque en ese caso habríamos frito el motor y ahora tendríamos un coche menos (lo que bien pensado igual no sería tan malo...).

Pasó una nefasta primera quincena de agosto, nos fuimos de vacaciones y fuimos felices durante un breve periodo de tiempo con nuestros radiadores nuevos. Y entonces llegó la vuelta al cole, mi vuelta al cole. Ayer día 12 de septiembre, me tocaba incorporarme a mi poco amado -pero enormemente valorado- puesto de trabajo en Mordor, y ayer, día 12 de septiembre, tuve una revelación: Dios existe y además tiene un sentido del humor irritante… Iba yo pensando en mis cosas, a punto de salir a la autovía cuando un deseo cruzó fugazmente mi mente: "ojalá no tuviera que ir hoy a trabajar...". En ese momento se empezaron a encender luces en el salpicadero. Primero la de la batería, luego la del ABS, la del motor y algunas más. Finalmente la dirección se puso durísima, me acojoné, me fui al arcén y paré el motor. Cuando intenté volver a arrancarlo no hizo ni intención… Cualquiera que entienda algo de coches dirá: "Ah, eso es que se te ha ido el alternador...". Yo sin embargo no tengo ni puñetera idea de mecánica, así que tuve que esperar, con mi chaleco reflectante, mis triángulos perfectamente ubicados y mi estupefacción, al señor de la grúa, por cierto muy amable, para que me hiciera tal observación. El diagnóstico me fue confirmado en el taller, y mi deseo, atendido de forma tan peculiar por la Providencia, nos ha costado la friolera de 600 pavos… Encima me pasé la mañana intentando contactar con compañeros del trabajo y de recursos humanos; y la tarde encabronado practicándole la reanimación cardio-pulmonar a mi tarjeta VISA; así que ni siquiera disfrute de mi deseo. La frase "Cuidado con lo que deseas" hoy se me antoja especialmente esclarecedora.

6 comentarios:

  1. No es por joder... pero un alternador no vale mucho más de 30 euros de segunda mano... Además son casi "estandar"... el del Citroën Xsara es el mismo que el del Seat Ibiza... Yo lo he cambiado una vez, y mi suegro ni te cuento, ha encontrado una mina en un desguace de Moraleja...
    De todas formas, lo que tenía tu coche era depresión post-vacacional... Se acojonó al ver que pasaba el Cruce de las Herrerías y vio que se iba otra vez a Trantor (perdón, Mordor)...

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  2. Taller oficial, repuesto oficial, enculada oficial... es lo que tiene, hasta ahora estaba llevando el Opel al concesionario oficial porque me estaban tratando muy bien, no me han cobrado varias revisiones y los precios no diferían demasiado de los de otros talleres. De hecho el radiador me lo metieron por garantía y en realidad, por fecha ya no me correspondía. Al menos me dan dos años de garantía cosa que el desguace de Moraleja igual no ofrece...

    Desde luego me han hecho un roto, pero intento convencerme de que estando todo el día en carretera... en fin, ya me entiendes, aunque duele... mucho.

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  3. Vaya vuelta al cole movidita! Las historias de coches son una mandanga... me alegra saber que, aunque con un hueco en el bolsillo... estas bien.

    Un beso grande,
    BEA

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  4. Endeve como se suele decir, para mear y no echar gota... esperemos que hayas cubierto ya el cupo de reparaciones para un lustro. Yo por si acaso toco madera, que mi scenic ha estado también el el taller y aunque hacía tiempo que no lo llevaba se me empieza a antojar que su relevo (que pena me va a dar) está cercano.

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  5. Como no nos dan teletrabajo, mientras terminan de resolver lo de la teletransportación, estoy al habla con unos colegas del Tibet a ver como va eso de la proyección astral...

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  6. Sí, definitivamente eso es lo que se dice una vuelta al cole "fantástica". Ánimo. ;-)

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